Reflexión.
“Así como una semilla cuando se siembra necesita agua, luz y un medio ambiente para poder germinar y luego dar fruto, si esta semilla solo se deja enterrada, se descuida y no tiene los suficientes nutrientes para crecer, con la menor deficiencia del medio o ataque del más insignificante bicho, puede morir, tal vez sin haber llegado al menos a ser una planta y mucho menos el dar fruto.”
Así son los nuevos creyentes, ellos también necesitan cierto cuidado y conocimientos básicos que nutran su vida espiritual, a fin de poder crecer, florecer y dar fruto en su nueva vida en Jesucristo, si nosotros no atendemos estas necesidades básicas, ellos lucharan por sus medios por permanecer vivos en su recién hallada Fe pero corren el peligro de morir.
Esto nos debe llevar a pensar que un creyente no va a prosperar automáticamente en su relación con Dios, si no se le cuida con amor o si no se le orienta en el camino correcto, puede perder su Fe, por lo tanto, estas personas necesitan cuidado y atención de creyentes maduros para mostrarles ese camino que los arraigue completamente al Señor.
RESPONSABILIDADES DEL HERMANO MAYOR:
Hacer una muy buena amistad con la persona que le asigne: Buscar oportunidad para profundizar la amistad y así aumentar las posibilidades que conozca más de Dios.
Orar por la persona: Ora cada día por tu discípulo y pide al Señor que te brinde gracia para que pueda escucharte.
Orientar al nuevo creyente: Se proporcionaran lecciones para que juntos las desarrollen y si hubieran dudas, se las puedes aclarar, guiado por el Espíritu Santo, Pero sobre todo que te prepares con anterioridad.